Vacunas, cuando la evidencia supera la especulación

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Cuando el COVID-19 pasó de ser una epidemia en el país chino a ser una pandemia, gobiernos e instituciones de salud a nivel mundial estaban de acuerdo con crear una vacuna que pueda prevenir o limitar el contagio y letalidad causado por el COVID-19. Empresas farmacéuticas de países como Inglaterra, Estados Unidos, Rusia y China rápidamente anunciaron que se encontraban desarrollando una posible vacuna para el COVID-19.

En pocos meses ya se tenían los primeros resultados que parecían ser muy prometedores, pero también despertaron diferentes sensaciones desde esperanza hasta incredulidad, empezó poco a poco a tomar fuerza un grupo de ciudadanos en diferentes partes del mundo con una fuerte tendencia antivacuna que especulaban diciendo, ¿Cómo es posible que ya se tengan los primeros resultados en tan poco tiempo?, dado que los estudios para el desarrollo de vacunas normalmente tardaban años en llegar a los primeros resultados.

Rápidamente las vacunas pasaron de la fase preclínica a la fase I, II y III y nuevamente las noticias y las redes sociales se inundaron de diferentes opiniones opuestas, los gobiernos de diferentes países ya empezaban a hacer gestiones para comprar varios lotes de vacunas e iniciar con las inoculaciones en sus poblaciones.

En el Perú una de las primeras vacunas en llegar fue la vacuna China BBIBP-CORV o conocida como vacuna Sinopharm, incluso la empresa China en colaboración de las más notables universidades del Perú, iniciaron un ensayo clínico de la vacuna. Lamentablemente este ensayo fue eclipsado por autoridades que se beneficiaron de este ensayo recibiendo una dosis no autorizada en un escándalo nacional que se conocería como el “vacunagate” peruano.

Sin embargo, en el Perú se compraron millones de dosis de esta vacuna Sinopharm y se inició con la vacunación de la población más vulnerable y los que estaban en el frente de la batalla, adultos mayores y personal de salud, iniciando así con un proceso de vacunación a nivel nacional.

Debido a los escándalos y alimentadas por los miedos, las fakenews empezaron a inundar las redes sociales, los grupos de ciudadanos con un pensamiento antivacuna utilizaron diferentes medios para desprestigiar la vacuna, logrando que miles de peruanos tengan mucho temor a la hora de vacunarse, incluso muchos adultos mayores y algunos profesionales de salud no se vacunaron cuando les tocaba ser inoculados de acuerdo con el calendario de vacunación que se había establecido.

No fue fácil convencer a la población para que pierdan su miedo a la vacunación, dado que en su momento la evidencia todavía era poca y nueva pero ya indicaba que las vacunas eran confiables, y que eran la mejor alternativa para salvar vidas sobre todo de la población más vulnerable. Con el apoyo de algunos medios de comunicación, profesionales de salud y diversas entidades se promovieron campañas de concientización, aunque también se tuvo que recurrir a las restricciones de acceso a hospitales y centros comerciales sólo para las personas vacunadas.

Finalmente, la evidencia dio la razón a la ciencia y prevaleció frente al pensamiento antivacuna, poco a poco se iba evidenciando que a mayor vacunación era menor la cantidad de muertes reportadas por el COVID-19, llegando al punto de que la última ola reportó una gran cantidad de contagios, pero la curva de mortalidad no subió de forma significativa. En forma paralela a estos reportes, investigadores del Instituto Nacional de Salud realizaron un estudio donde evaluaron la respuesta de anticuerpos IgG en trabajadores de salud vacunados con la vacuna Sinopharm, encontrando que de todos los voluntarios que participaron de este estudio el 100% de los que recibieron las 2 dosis de la vacuna presentaban estos anticuerpos a los 21 días después de la vacunación.

Evidencia contundente y que además se ve confirmada por resultados similares encontrados por estudios independientes realizados en otros países que confirman que las vacunas son efectivas, demostrando una vez más con evidencia que las vacunas salvan vidas y que los temores esparcidos por la especulación de los grupos antivacunas no tenía ningún fundamento científico.

Anticuerpos IgG determinados mediante ELISA desarrollados con antígenos de linajes Wuhan y Lambda en trabajadores de salud vacunados con BBIBP-CORV.

Disponible en: https://rpmesp.ins.gob.pe/index.php/rpmesp/article/view/10875/5112

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