Según un estudio realizado a niños colombianos en situación de pobreza
Los niños presentan más comportamientos agresivos directos que pueden manifestarse mediante acciones físicas o verbales abiertas; mientras que las niñas presentan más comportamientos agresivos indirectos (aquellos que se ejecutan sobre posesiones, estatus o relaciones).
Así se afirma en un estudio realizado en Colombia y publicado en la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública del Instituto Nacional de Salud (INS), en el que 2785 niños y niñas de colegios públicos, entre los tres y los once años, fueron evaluados para obtener información sobre la frecuencia con la que realizan comportamientos agresivos.
El estudio encontró que el 55,5% es no agresivo (62,2% de niñas y 49,4% de niños); el 18,0% presentó agresividad directa (13,2% mujeres y 22,4% hombres); el 5,7% agresividad indirecta (8,0% niñas y 3,6% niños) y el 20,8% comportamientos propios de los dos tipos de agresividad (16,6% niñas y 24,6% niños).
Las niñas mayores de 8 años presentaron mayores proporciones de no agresividad mientras que los varones de la misma edad presentaron mayores proporciones de agresividad directa. La mayor proporción de agresividad indirecta se observó entre las niñas con cinco años o menos de edad.
Los comportamientos prosociales (actos realizados en beneficio de otras personas), fueron más comunes en las niñas en todos los grupos de edad, mientras que los varones tienden a presentar agresividad directa acompañada de niveles altos o moderados de prosocialidad a medida que crecen.
Entre las explicaciones del por qué las expresiones de agresividad pueden ser una cuestión de género se encuentran las condiciones culturales que establecen que las niñas no deben golpear ni gritar a sus semejantes porque son “femeninas”, mientras que los niños pueden usar la agresión física porque son “hombres”.
El comportamiento agresivo puede ser modificado y al mismo tiempo se puede estimular la aparición de comportamientos prosociales. Para ello es importante identificar a los niños con comportamientos muy agresivos y remitirlos a profesionales de la salud (médico, psicólogo, terapeuta ocupacional etc.) con el fin de identificar posibles causas o factores que expliquen su comportamiento e implementar alternativas terapéuticas adecuadas.
Puede acceder a la presente investigación en el siguiente enlace: Artículo completo.
