Estamos en una etapa ya avanzada de la pandemia del COVID-19, se rumorea que esta enfermedad ya no sería una pandemia gracias a los cuidados preventivos y sobre todo a la vacunación masiva que se viene realizando a nivel mundial.
Nada de esto se hubiera logrado sin el esfuerzo y sacrificio de los profesionales de salud en las diferentes líneas y frentes de atención, empezando por los que enfrentan cara a cara la enfermedad en las áreas de emergencia y atención domiciliaria, los vacunadores que recorren el país entero vacunando a toda la población, el profesional de laboratorio que permite identificar casos positivos, hasta los que desarrollan la vacuna sin la cual no se tendría un arma contra el virus.
Pero no debemos olvidar que ellos son seres humanos, normalmente podemos afirmar que un profesional de salud lo es por elección y que forma parte de su trabajo enfrentarse a las enfermedades y epidemias, luchando contra la muerte para salvar vidas, esta afirmación es correcta en la mayoría de los casos; sin embargo, a veces se nos olvida que también tienen sentimientos, que son padres, son hijos y esposos, con sueños y anhelos, con la esperanza de un mañana mejor y llegar a sus metas.
Los profesionales de salud se vieron afectados de diversas formas, en primer lugar el temor de contagiarse y que esto termine con su vida, o que ellos puedan a su vez llevar la enfermedad a casa y contagiar a sus seres queridos, observar la cruda realidad de la vida y la muerte cuando se tiene una sala llena de pacientes contagiados por COVID-19, muchos de los cuales morían en un periodo de días y tener que avisar a familiares sobre esta lamentable noticia, recibiendo en muchos casos la cólera y frustración que el dolor causaba en los familiares del paciente que en no pocos casos era descargada en el profesional de salud.
La salud física y mental de los profesionales de salud fue puesta en una prueba de fuego, de la cual muchos no pudieron salir, dado que se contagiaron y lamentablemente murieron mucho antes de que puedan acceder a una vacuna, otros terminaron con problemas de salud mental debido a la alta carga laboral y emocional que trajo consigo la pandemia.
Todos estos problemas también se vieron reflejados en el sistema de salud, porque si un profesional se contagiaba ya no podía acudir al centro de salud o al laboratorio, lo que causaba que se tenga menos profesionales para poder suplir la necesidad y urgencia sanitaria lo que a su vez causaría más desgaste físico y emocional de quienes se quedaban cubriendo lo mejor posible las ineficiencias del sistema sanitario.
La pandemia puso en evidencia todas las cosas que se deben mejorar, es importante que se tenga lecciones aprendidas de todo esto y se ponga en mejor valor al profesional de salud, frente a futuras epidemias, desastres naturales o cualquier otro evento en el que necesariamente está involucrada la integridad de las vidas de los pobladores, siempre estarán los profesionales de salud enfrentando a la muerte siendo siempre nuestra primera barrera de defensa.
Aunque existe evidencia de que la tercera ola con la variante ómicron fue mas contagiosa pero a su vez menos letal, esto no significa que la carga laboral de los profesionales de salud se haya calmado, por el contrario aún quedan muchas otras enfermedades que atender y que fueron desatendidas por diversos motivos, se debe implementar los centros de primer nivel de atención, se debe lograr que los hospitales de alta complejidad de todas las regiones tengan el equipamiento y los profesionales capacitados para que el paciente no se vea en la angustiosa necesidad de tener que acudir a la capital en busca de un tratamiento para su enfermedad, se debe ser justo con el profesional de salud que a pesar que, por voluntad propia decidió estudiar y trabajar para salvar vidas no amerita que sea un justificatorio para abusar de su vocación, por el contrario debe ser recompensada y esto se debe evidenciar en todos los aspectos de su vida profesional y personal.
Características de los trabajadores de salud con COVID-19 a inicios de la tercera ola en un instituto de referencia nacional (Carta al editor). Disponible en: https://scielosp.org/article/rpmesp/2022.v39n2/245-246/es/
