El verano invita a participar de múltiples actividades recreativas, ya sea en el campo o en la ciudad siempre es una oportunidad para el esparcimiento y compartir tiempo con la familia y amigos. Entre las múltiples opciones veraniegas que disponemos destacan las recreaciones acuáticas ya que disponemos del mar, ríos, lagos o piscinas y dependiendo de las zonas donde vivamos algunas serán más accesibles que otras.
El agua es el medio principal donde viven millones de microorganismos, como las bacterias, virus, protozoarios e incluso parásitos de todos los tamaños y formas que viven y se reproducen en diferentes medios acuosos.
Uno de los factores que propicia su propagación es la contaminación; actualmente algunos ríos, lagos y zonas urbanas del mar presentan una alta contaminación y cuyo uso recreativo resulta dañino, además hay lugares recreativos al que anualmente acuden miles de familias, y cuya contaminación por parte de algunos microrganismos podrían causar enfermedades e incluso la muerte de algunos bañistas, nos referimos a las piscinas.
El mantenimiento de una piscina no es económico, un centro recreacional responsable debe tener mucho cuidado con los valores de tratamiento para garantizar la calidad del agua; el uso de cloro, mantener el ph del agua, usar filtros y purificadores además de realizar un recambio periódico del agua. Estas medidas son necesarias para que las piscinas no se conviertan en un caldo de cultivo para microorganismos como las amebas de vida libre.
A nivel nacional existen centros recreacionales con piscinas públicas que no toman en cuenta estas medidas; ya sea por desconocimiento, porque no cuentan con el material o porque les resulta muy costoso, tampoco se tiene un control específico de la calidad del agua de las piscinas de nuestro país.
La principal dificultad es que entre los millones de microorganismos que existen, las amebas de vida libre son resistentes al cloro e incluso a los cambios de ph por lo que la detección de este protozoo en una piscina debe significar el tratamiento y desinfección inmediata del agua o su recambio total, porque estas amebas podrían causar la muerte de algunos bañistas.
Existen varias especies de amebas de vida libre que causan daños como la Queratitis amebiana, especialmente en bañistas que usan lentes de contacto, ocasionando serios daños a la visión; la Acanthamoebosis cutánea produce lesiones en la piel con heridas (úlceras) y secreción de pus e incluso sinusitis; pero la más mortal de todas es la Encefalitis amebiana granulomatosa que causa la muerte en el 95% de las personas que la adquieren.
Es importante precisar que entre los múltiples factores de riesgo está tener un sistema inmune débil ya sea por enfermedad, nutrición o alguna predisposición genética, sin embargo, cada año se reportan diversos casos de enfermedades causadas por amebas de vida libre, muchas de las cuales pudieron prevenirse con un control estricto en el mantenimiento y control de las piscinas de uso público.
Un estudio reportó el caso de tres miembros de una familia en Tumbes (Perú), que fallecieron a causa de una Encefalitis amebiana. El padre de 28 años, su hijo mayor de 6 años y el menor de 1 año 7 meses, presentaron síntomas como fiebre, debilidad muscular, convulsiones, dolor de cabeza intenso entre otros síntomas que culminaron con su desafortunada muerte.
Una investigación de campo realizada en un estudio por la Dra. María E. Solís-Castro señaló que la familia había visitado una piscina pública, reportando que el local no contaba con sistemas de circulación ni licencia de funcionamiento, además que los empleados desconocían por completo los métodos de tratamiento de piscinas.
Se recomienda acudir sólo a lugares recreativos que cuenten con licencia de funcionamiento y que garanticen la calidad del agua para evitar el contagio de diversas enfermedades que podrían causar incluso la muerte.
